lunes, 25 de julio de 2011

Aha! Women Food God


Cómo hablo yo de esto.

Llevo 41 años, que son exactamente 14.965 días, luchando cara a cara, garra con garra, kilo a kilo, grano de azúcar a grano de azúcar con la comida, el peso, la dependencia, la voluntad, la determinación, el fracaso, mi madre, mis miedos, todos los regímenes imaginables, todas las dietas, mis traumas, mis carencias.
(Esto para mí es personal)

Un par de apuntes previos sobre este libro, primero la validación. Llevo años diciendo que los gordos comemos para llenar un vacío. Uno distinto en cada caso, no tiene porqué ser siempre el mismo; y así llenamos nuestras carencias con comida y gordura y llegado el punto de tener que hacer algo, nos ponemos a dieta y seguimos huyendo de aquello que realmente nos aterroriza o que perseguimos y no conseguimos. Por fin encuentro almas gemelas que sienten lo que yo siento y piensan lo que yo pienso.
Sigue habiendo gente que dice (o piensa?) que comen porque les gusta la comida. Falso, y en el fondo lo saben. Nadie en su sano juicio come hasta que pone en riesgo su salud. Nadie en su sano juicio come hasta pesar 5-8-12-20 kilos más de lo que quiere. Si a uno le gusta la pintura no se traga 5 litros de témpera hasta que revienta o se queda de ocupa en un museo a tirar su vida por la ventana mientras observa un Kandinski. No. Si a una persona normal le gusta leer, no se come un libro ni se pasa 45 años atascado en el mismo libro leyendo las mismas frases una y otra vez. No.
El sobrepeso es un sintoma de una tendencia autodestructiva y de una adicción. Siempre. No existen la hiperactividad tiroidea, a nadie le engordan los guisantes ni los nísperos. Los gordos comemos compulsivamente buscando un falso refugio que nos sume aún más profundamente en un bucle autodestructivo del que no es posible salir con una dieta autoinfligida que te mantendrá en tu peso ideal durante unos 10 minutos. Un peso que tardas otros 10 días en recuperar porque si bien se ha librado uno del peso temporalmente, los problemas, las carencias, los vacíos y los traumas siguen ahí. Y seguirán.
Como siempre, tengo que transcribir algunos pasajes; si yo tuviera la mitad de la capacidad de la escritora habría escrito yo este libro:

"In an April 2007 UCLA study of the effectiveness of dieting, researchers found that one of the best predictors of weight gain was having lost weight on a diet at some point during the years before the study started."
El capítulo 4 se titula "It's not about the weight but it's not not about the weight". En este capítulo hay un joya detrás de otra, entre ellas:
"In Groundhog Day (El dia de la marmota) when he realized he wasnt going to gain wieght by eating a thousand cherry pies, Bill Murray ate like there was no tomorrow. But the charge dissipated as soon as he realized he could have as much food as he wanted without the usual consequences. When you take the charge away, all that's left is a no-big-deal piece of cherry pie" Cuántas veces me he preguntado porqué tengo que comerme el bote entero de helado y no me basta con un par de cucharadas. Porqué tengo que comerme el paquete entero de galletas y no me basta con una. Porqué tengo que comer hasta reventar y no me basta con un par de bocados... (yo creo que tengo la respuesta, pero de algún modo siniestro me gustaría que todo el mundo la obtuviera)
"So it's about the weight to the extent that wieght gets in the way of basic function: of feeling, of doing, of moving, of being fully alive"
"Weight (too much or too little of it) is a by-product. Weight is what happens when you use food to flatten your life. Even with aching joints, it's not not about the food. Even with arthritis, diabetes, high blood pressure. It's about your desire to flatten your life. It's about the fact that you've given up without saying so. It's about your belief that it's not possible to live any other way - and you're using food to act that out without ever having to admit it."
"A Sufi dervish called Mullah Nasrudin, who was smuggling treasure across the border and marterfully eluding the guards. Every day for four years he would parade back and forth, and with every corossing the guards knew he was hidng expensive goods that he would sell for outrageous amounts of money on the other side. But despite their throrough searches, and despite the fact that they could see that he was prospering, they could find nothing in the saddle of the donkey he rode. [...] the frontier guard said, Okay, you can tell me now, What were you smuggling? Nasrudin smiled broadly. My dear friend, I was smuggling donkeys. [...] It's hidden in plain sight. We are so busy paying attention to the million details of day-to-day life that we miss it."
"Among its many other motivations, compulsive eating is a reaching for, a yearnig for, an attempt to contact the place that is already whole."
"You can't be stuck if you're not trying to get anywhere" Suena tremendamente Zen, pero si permanentemente estoy pensando en lo que viene después de esto y no en el momento la consecuencia es doblemente tóxica: no disfruto realmente de lo que hago y no pienso en la consecuencia de lo que hago.
"The shape of your body obeys the shape of your beliefs about love, value and possibility. To change your body you must first understand that which is shaping it. Not fight it, Not force it. Not deprive it. Not shame it. Not do anything but accept - understand it."
"In the moment you reach for potato chips to avoid what you feel, you are effectively saying - I have no choice but to numb myself"
Y así hasta el final del libro. Es una colección valiosa de los motivos que nos empujan hacia la nevera en busca de otra cosa que llevarnos a la boca. A pesar de no tener hambre.
Este libro no te evita la dieta, no te abre la puerta de la felicidad, no te da la clave para dejar de ser tú mismo (mi auténtico problema todos estos años) no te proporciona una madre anímicamente estable que no necesite compararse con los que le rodean para sentirse superior (mi auténtico problema todos estos años), que te pone a dieta los días pares y te cebe los impares (mi auténtico problema todos etos añso), no va a conseguir llenar tu cabeza de inteligencia y sentido común (mi auténtico problema todos estos años), pero a lo mejor la próxima vez que viajes al armario de la cocina para ver qué hay, a pesar de haber ido varias veces y saber perfectamente lo que hay, puedes empezar a pensar que tu aburrimiento, tu soledad y tus muchas faltas no van a desaparecer con una bolsa de ancardos o patatas y que si pasas un rato a solas con tus miserias nadie se va a morir. Y cuando el ratito angustionso pase, se puede sonreir.

Si si si, me doy cuenta de que mi otro blog es sobre comida...

7 comentarios:

  1. Pues aquí hay mucho que decir, pero, tal como me ha estado pasando estos últimos días, lo encuentro todo muy profundo y necesita mucha reflexión. Tal vez tenga que volver varias veces sobre el tema.
    Mi primera cuestión es: qué pasa con los que no están gordos?? No tienen vacíos que llenar? No tienen problemas? No me lo creo.
    Otra cuestión: porqué yo engordo cuando me siento bien y adelgazo (y me corto el pelo)cuando empiezo a deprimirme? Porqué antes o después tengo que deprimirme? Conozco a algunas personas verdaderamente patéticas que nunca se deprimen y tampoco engordan. ¿Es tal vez que tenemos algo torcido (crooked) en el cerebro? No sé...

    ResponderEliminar
  2. 1. Los que no están gordos o no tienen un problema con la comida no son parte de este libro ni de este post. Aquí, hoy nos ocupamos de las disfunciones alimentarias o alimenticias y de sus orígenes o sus causas.
    2. Por supuesto que hay gente delgada miserable, con adicciones, con problemas. Pero, una vez más, no son el objeto de este post.

    ResponderEliminar
  3. ¿porqué algunos engordan cuando están contentos y adelgazan cuando están tristes? Claramente porque sus penas les tienen tan ocupados y ensimismados que no se acuerdan de comer. Su depresión o su pena es lo suficientemente manejable como para no necesitar alternativas. Y sin embargo cuando determinados aspectos de sus vidas están en orden, salen a relucir otros problemas que les hacen engordar.
    Nó sé si es necesario recordar que el hecho de comer y engordar "tapa" otros problemas. No deja de ser una forma de procrastinación. Si me ocupo todo el día de comer y ponerme a dieta y obsesionarme con la facha, la talla, los donuts, ahora me hincho, ahora me pongo a dieta, ahora me hincho, ahora me arrepiento, ahora empiezo la dieta, ahora no sigo, etc no tengo que ocuparme de cosas para las que no tengo una solución fácil: Estupidez, soledad, incapacidad, miedo, irresponsabilidad, talento, tenacidad, etc... ¿no te suena familiar?
    Titina, tú estás tirando a flaca así que en tu caso, me parece a mí, la ganancia o pérdida de peso es marginal y no creo que yo que te obsesione en absoluto.

    ResponderEliminar
  4. ¿Porqué siempre acabas deprimiéndote? Pues yo he barruntado un doble motivo. La mitad porque estamos genéticamente cargadas para ello, está en nuestros cromosomas. Como sabes yo tengo una concepción química de la realidad: todo responde a una reacción química, tanto la felicidad y la alegría como la tristeza y la depresión. Y los seres humanos estamos desde el nacimiento cargados químicamente para ir hacia un lado u otro.
    Yo creo que en nuestro caso compartimos una carga similiar que nos convierte en extremadamente sensibles y proclives al sentimiento trágico y a la percepción de una realidad muy acusada y sesgada hacia el lado oscuro. Eso también nos hace perfeccionista y detallista en tu caso, y con una excelente capacidad de observación y análisis en el mío.
    Deprimirse es inevitable y natural en nuestro caso. Esa es mi opinión, igual me equivoco.

    ResponderEliminar
  5. Y la otra mitad porque nos hemos criado con una madre peculiar, que es ella misma un dechado de traumas familiares y personales. (y papá lo mismo pero con un cociente intelectual que se sale de las tablas)
    Las fantásticas familias que nos dan apellidos están plagadas de esqueletos en los armarios que todos conocemos pero de los que nadie habla. Es una buena manera de no curar las heridas. Es una buena manera de tener una imagen lúgubremente distorsionado de uno mismo y llegar a la conclusión de que somos inferiores y no merecedores de la atención, el cuidado o el respeto que merece todo ser viviente. Y no me pierdo en discursos éticos-cristianos; cualquier gato como lo que necesita para vivir y estar sano, no existen gatos alcohólicos ni yonquis, ni que vayan a terapia, ni deprimidos. Cazan, comen, beben, corren, se aparean y mueren dentro de la más absoluta normalidad. Eso es lo que deberíamos hacer nosotros, sólo digo eso.
    Al pensar que somos imperfectos, odiosos, tontos, torpes, por un lado no nos proporcionamos el cuidado que merecemos porque pensamos que no tenemos remedio ni salvación. Y además como nuestros problemas (la imperfección, la torpeza, la falta de talento, la falta de inteligencia, la imposibilidad de que nadie nos quiera....) son inmanejables, nos buscamos un problema que sí lo sea, la gordura; y nos pasamos 80 años engordando y adelgazando los mismos 20 o 30 0 100 kilos una y otra vez. Imaginemos que usáramos esa energía y dedicación en cualquier otra cosa... yo sería notario!

    ResponderEliminar
  6. Ya dije que esto era personal.

    ResponderEliminar
  7. Sip. Suena más verosímil cuando lo dice otro...(o sea tu)

    ResponderEliminar